13 de abril de 2024
"Avalo mucho, como como gran parte de la sociedad, lo que está haciendo el presidente, pero no sus formas y lo que está sufriendo la gente porque eso la verdad es que lo detesto", dijo el dueño de El Eco Multimedios en un reportaje en Radio Tandil. "Estoy de acuerdo en que esto era una fiesta y había que cortarla. Ahora, se está olvidando de la gente", dijo luego. Rotonda habló del futuro de los medios, las redes sociales y el nivel de los políticos locales. Finalmente habló de la sucesión en su empresa, pero para eso falta.
No necesita presentación. Es Rogelio Rotonda. Es el dueño de El Eco Multimedios. Empezó haciendo los palotes como periodista. Quizá un dato no tan conocido es que trabajó en Radio Tandil y la locución también fue lo suyo. Además, vendió publicidad. Recorrió todo el espinel y lo coronó. Sofovich le quiso comprar el diario alguna vez. Le dijo que no. Hasta lo tentaron para ser intendente. Hoy, está "a favor de lo que está haciendo" Milei pero "en contra de cómo lo está haciendo". Había que parar "la fiesta", dice, pero alerta sobre el hambre y la miseria en la que están cayendo muchos. No cree que haya "ensobrados" en el periodismo de Tandil, reconoce que los sueldos del periodismo nunca fueron y no son buenos y defiende la tirada en papel del diario contra viento y marea porque se trata de su "primer hijo". Lo entrevistó Javier Levigna. Sus respuestas pueden gustar o no, pero jamás pasarán desapercibidas.
-¿Es difícil sostener el diario en este presente?
-Hoy, más que difícil, sinceramente, es imposible. Con recursos propios es imposible seguir manteniendo un diario. De hecho, se están vendiendo todos. Lo que me llama la atención es para qué los compran. No es mi caso, pero la gente los vende porque no es negocio, pero hay un comprador. Y así se han vendido desde La Nueva Provincia (Bahía Blanca), Ecos Diario (Necochea), el de San Nicolás, el de Paraná, La Opinión de Pergamino, El Popular de Olavarría, El Tiempo de Azul, montones de diarios. Diarios "diarios", porque se llama así cuando aparece todos los días. Me puedo equivocar, pero creo que solamente quedamos dos en la Provincia de Buenos Aires. La Capital de Mar del Plata y El Eco de Tandil.
-¿Es una cuestión de porfía? ¿De capricho? ¿De orgullo?
-Por placer, porque es como si fuese mi primer hijo, realmente es como mi primer hijo. Hace muchos años, (Gerardo) Sofovich, cuando era interventor de Canal 7, me quiso comprar El Eco. No tenía yo la radio o el canal y ni existía la página web. Quiso comprar El Eco porque era socio en parte de Crónica con Héctor Ricardo García. Entonces García se quería quedar con todo el diario y le vendía El Atlántico -que pertenecía a él también- a Sofovich. Y Sofovich en aquel entonces había hecho un estudio de mercado que le había señalado que la ciudad que más iba a crecer en la provincia iba a ser Tandil. Entonces, llegó a mí y me ofreció comprarme el diario. Y yo dije: "No, no se lo puedo vender". Me acuerdo que Blanca, la madre de mis hijos, me dijo: "Vos no lo vas a vender nunca porque fue tu primer hijo". Y eso es así, es como mi primer hijo. Como si eso fuese poco, tengo adentro gente que quiero como si fuera de mi familia y no podría hacerlo. Ni siquiera podría dejar de sacarlo todos los días. Esto lo estoy diciendo hoy. Quizás en un año piense distinto si la cosa sigue yendo como hoy. Pero mi intención es no sólo seguir manteniendo el diario de papel, sino que salga todos los días.
La gente deja de comprar el diario, se achican los kioscos y también el laburo de los canillitas. Me acuerdo, años atrás, la familia Iribarren, cuya hija hoy trabaja con nosotros, Mariela, que siempre han vivido frente a El Eco y a veces me llamaba por teléfono a la madrugada y me decían "nosotros no podemos dormir, vamos a intentar que vos tampoco, si no nos sacás a los canillitas". Es que a la madrugada se juntaban y el símbolo de la calle Irigoyen son las toronjas ¿no? Se tiraban toronjas unos y otros, explotaban contra la ventana de los Iribarren. Eran muchos. Bueno, la cuestión es que los canillitas ya no pueden trabajar, los menores ya no pueden trabajar. Kioscos de diarios, escaparates, hay cada vez menos. El diario papel, vos ves películas de antes, de hace cincuenta y pico, y ves los trenes, los colectivos, todos con un diario abajo del brazo. Hoy yo paso, veo los colectivos y van todos mirando el celular. Ha cambiado absolutamente la costumbre.
-Ahora parece que la cosa que se va achicando al consultorio, a la peluquería, al café o las estaciones de servicio.
-Bueno, gracias a Dios todavía no para nosotros, porque hay suscriptores, hay canillas, y tenemos distribuidor, la famosa distribuidora Berkunski, que hoy ya no es Berkunski, pero nos sigue distribuyendo el diario desde la esquina de Moreno y Arana. Hasta en eso somos históricos. Hablando de eso. lo recuerdo a Roberto Massa, que estaba en Quintana. Falleció hace unos dos años.
-Han cambiado las costumbres.
-Nosotros tenemos todo estudiado, y cuando digo nosotros, involucro en un 99,99% a mi hijo, que se dedica a esto, a todo lo cibernético, digamos. Tenemos estudios que dicen que la gente se informa, lee los diarios, y no solo El Eco, a través del celular. Digo... primero, hay que tener buena vista y, segundo, tener ganas, ¿no? El 85% de la gente lee el diario desde el celular. ¿Con qué profundidad? No sé. Creo que con ninguna. ¿Una nota muy larga vas a leer en el celular? No sé, pero lo cierto es que el 85% lee -yo diría que mira- el diario a través del celular.
La ganancia del Multimedios siempre fue mayoritariamente del diario, también de la publicidad oficial, que podemos hablar después. Ahora, la publicidad en la web es cara y, sin embargo, no rinde, no tiene el valor de un diario, el valor significativo que tiene un diario.
-Hablemos de la publicidad.
-Creo que lo que está arruinando a los medios hoy es esta determinación de Milei. Salgo de mi posición por un momento y digo "está bien que no haya publicidad oficial". Muy bien pero no solo la cortó de cuajo, la llevó a cero, sino que además también dejó de pagar todo lo que había hecho el gobierno anterior, que fue bastante y que sería responsabilidad del Estado, porque el que contrató, si bien fue el que estaba en ese momento ejerciendo el poder, en definitiva, fue el Estado. Bueno, de eso tampoco paga un centavo. El Estado estaba pagando a 90, 120, 150 días. Así que imagínate que nos quedaron varios meses ahí adentro y Milei no lo reconoce.
-Pareciera que hay un error en el concepto de pauta oficial, ¿no? Porque hay cosas que es necesario que el Gobierno informe y difunda.
-Y bueno, pero eso está pasando con todo ahora. Pasa con las universidades. Por culpa de algunos, paga el pato la Universidad de Tandil. Está pasando con el transporte. Y está pasando con muchos organismos oficiales.
-Y entonces...
-A ver si me explico. Yo estoy a favor de lo que está haciendo y en contra de cómo lo está haciendo. A ver si soy claro. Estoy de acuerdo en que esto era una fiesta y había que cortarla. Ahora, se está olvidando de la gente. Entiendo que no debe ser fácil, porque los que están despidiendo son los de la décima línea que él no los conoce ni los va a conocer nunca. Entonces, claro, los números macro seguramente van a dar o están dando y el país saldrá adelante, fantástico, pero un costo terrible, pero terrible. Preguntan cuántos son ¿18.000? Bueno, echemos 9.000. Y son 9.000 familias. Es un número terrible de gente que va a pasar hambre, porque con la situación como está ¿quién los va a tomar? Si hubiese trabajo, bueno. Esto en Tandil empezó también.
También vamos a reconocer, y con esto me voy a ganar unos cuantos enemigos, que si la Municipalidad y la Universidad fuesen privadas, tendrían muchos menos empleados. Y yo no digo que esto empezó con La Cámpora o el kirchnerismo. Yo estoy hablando de mucho antes, de la época De la Rúa ya. No había sillas en el Comfer porque cada uno que entraba nombraba gente. Lo vi, lo vi, y te daba bronca. Había choferes esperando en la puerta. La verdad es que fue un despilfarro en la Argentina. Y te reitero, ni siquiera estoy hablando del kirchnerismo, estoy hablando incluso previo al kirchnerismo.
Por otro lado y volviendo a las formas, ¿qué hay necesidad hay, el 8 de marzo, de sacarle el nombre al Salón de la Mujer? ¿Qué necesidad hay de presentar un spot justo el 24 de marzo de que no hubo 30 mil desaparecidos? No sé. No lo entiendo. Y reitero, avalo mucho, como gran parte de la sociedad, lo que está haciendo el presidente, pero no sus formas y lo que está sufriendo la gente, porque eso la verdad es que lo detesto.
-¿Qué te parece la clase política por estos tiempos? ¿Viene mal la cosa?
- Absolutamente, en todos los niveles. Todos dicen que los Concejos Deliberantes, desde antes de la Dictadura, estaban integrados por personalidades notables y notorias de este pueblo. Hoy ya no es así. También pienso que muchos de los exitosos no se meten en política porque consideran que van a perder en sus negocios y otros porque no se quieren mezclar con los que siempre estuvieron en la política. Eso me parece que es lo que ocurre en general en el pago chico, de lo contrario deberíamos tener mejores representantes aún. No sé si mejores es la palabra, sino con más experiencia en lo cotidiano. ¿Qué empresario va a dejar su empresa para meterse ahí? Para que te insulten, te critiquen, y eso ocurre.
-¿Alguna vez te tentaron para la política?
Sí. ¿Sabés por qué no doy reportajes? Porque una vez hace muchos años me hicieron una nota y me preguntaron ¿te gustaría ser intendente? Bueno, dije, sí, a cualquiera le gustaría ser intendente, pero me parece que por mi posición yo me siento más libre. Bueno, el título en tapa fue "quiero ser intendente" y mi foto con el dedo apuntando para arriba. Y dije, está bien, capaz que yo también hubiese puesto ese título, pero de ahí a que me gustase ser... Entonces dije no, basta. Yo también entiendo muchas veces cuando veo en televisión, o escucho en radio, que alguno dice "me lo sacaron de contexto, yo no quise decir esto".
El otro día venía de Buenos Aires, y no me acuerdo en qué radio, a la tarde, le estaban haciendo un reportaje a Ariel Holland. Entonces le dijeron ¿a vos te gustaría volver a Independiente? Sí, dijo él, por supuesto que me gustaría tener una nueva oportunidad, porque yo en Independiente fue muy feliz, nos fue muy bien, pero yo tengo un enorme respeto por lo que está haciendo Carlos Tévez, por el momento en el cual asumió, bla, bla... Qué bien el tipo, dije. Bueno, ¿qué salió en los medios después? "Yo quiero tener una segunda oportunidad". Bueno, a causa de eso dicen que Tévez, disgustado, no fue a la fiesta (La noche del rey).
-No sé a usted si le parece lo mismo, pero en Tandil no existe como en Buenos Aires ese periodismo tan obvio para uno y otro lado.
-Yo creo que en Tandil no hay sobre. No pondría la mano en el fuego. No la pongo, pero lo creo en serio. En Tandil hay muchos y buenos periodistas, pero también les ocurre a ellos que nos les alcanza la plata. El sueldo del periodista en general nunca fue bueno, y te lo dice alguien que trabajó como periodista y como locutor. Que tuvo esos sueldos y que hoy los paga. Los sueldos no son buenos y nosotros estamos reforzándolos y siguen siendo malos, porque el convenio es malo. El convenio es pésimo. Si vos no lo reforzás, sonaste. Pero la realidad es que no es precisamente por el convenio. No es solamente en Tandil. A Pablo Vilouta, por ejemplo, un gran periodista, lo escuchás a las 7 de la mañana en una radio, a las 9, 10 de la mañana en un canal, a la tarde no sé en qué diario trabaja. Es decir, todos los que pueden trabajan en distintos medios. No les alcanza y te estoy hablando de tipos conocidos. Imaginate de ahí para abajo.
-¿Y eso lo podría hacer permeable al sobre?
-Yo creo que no, no debería.
-¿Cómo ves que muchas emisoras o frecuencias de Tandil bajen transmisiones de otro lado? ¿Lo ves legítimo como negocio o creés que atenta contra lo nuestro?
-Nunca lo pensé en profundidad, pero no sé si coincido con vos en esto porque en definitiva la gente escucha lo que quiere. El que quiere escuchar cosas de Tandil nos va a escuchar a nosotros y el que quiere escuchar las AM de Buenos Aires, no sé, por ejemplo a Beto Casella, y no tiene oportunidad de escucharlo, qué sé yo, no sé si no tiene derecho.
En lo que estoy de acuerdo es en cortar la publicidad porque había mucho órgano de difusión propagandística. Muchas FM a lo largo y a lo ancho de Argentina, estaban subvencionadas por el Estado. Era publicidad va y publicidad viene. Y por todo eso también pagamos el pato nosotros porque hoy cortaron todo.
-¿Cómo creés que influyen las redes sociales?
-Es un tema que no hay que descuidar. Y nosotros de hecho no lo estamos descuidando. Hay que estar atentos a las redes, al streaming. A todo. Pero dejame decir esto: el diario yo creo que va a seguir saliendo y se va a seguir leyendo porque vos vas a los cafés y la gente se pelea por el diario. A la política que hoy no nos aporta, le encanta leer el diario. Los de Tandil, de Buenos Aires y La Plata que te dicen "¿Che, esto no merecerá hoy un recuadrito en tapa?". Te lo sugieren y te dicen "si es más que un recuadrito mejor".
Hay mucha gente que se puede dejar llevar por lo que dicen las redes, que cree todo, pero ahí no hay nada de rigor. Yo no me dejaría llevar por las redes, pero bueno, yo me dedico a esto. Yo no me dejaría llevar por las redes sociales porque hoy todos quieren dar una primicia y dan por muerto al que está vivito y coleando y ponen cualquier cosa. Rige el "miente, miente, que algo quedará" y por eso a veces son peligrosas las redes sociales. Ahora, si los medios nos metemos en las redes sociales por ahí vamos a hacer de contención. Creo que en eso estamos, pero reitero, para mí son peligrosas.
-No te quiero retirar, ¿pero cómo viene la cuestión de la herencia? ¿Qué pasa cuando pensás en descansar?
-El tema es que yo no decido descansar. Les voy a confesar algo. Desde la pandemia cambió absolutamente mi vida. Nunca más usé zapatos, salvo alguna ocasión. Nunca más el traje ni el saco. Ni corbata ni pantalones. Nada más. Se terminó. Y en cuanto al horario que yo ocupaba en el diario, hoy debo estar en un 5%, lo cual no significa que no me ocupe. Mi oficina está ahí. De vez en cuando voy para ver si funciona la luz, pero lo manejo más de mi casa. Están mis hijos, Rodrigo y Gonzalo, está mi mujer, Guillermina. Lo que no me gusta ya es atarme a horarios. Yo en su momento odiaba a Carlos Gardel porque me hacían leer informativos en la radio a las seis y media de la mañana y, a las seis, cuando me levantaban mis tíos -porque me criaron mis tíos- sonaba Gardel. Pobre Carlos Gardel, con lo bien que cantaba, yo lo odiaba. Hice una serie de reportajes hace cuatro o cinco años, pero eran grabados y reconozco que no hay nada más lindo que el vivo. Y me pasa eso. Me puse haragán.
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Datos extraidos de Casas de Hoy