Opinion. Si quiere venir (el Covid 19), que venga, le presentaremos batalla

La modificada y nada célebre frase pertenece al entonces Presidente de la Nación Leopoldo Fortunato Galtieri, con motivo del conflicto bélico de Malvinas.

¿Qué tiene que ver esto con la pandemia se preguntara usted? Mucho, si consideramos al COVID como un enemigo que viene de lejos a conquistar sistemas de salud del mundo con fuerte espíritu imperialista.

Más aún cuando observamos que, a través de conductas equívocas, quienes habitamos esta bendita ciudad desafiamos , casi de manera tan irresponsable como aquel presidente de facto a un adversario temible como ha quedado demostrado en todo el mundo.

Mediados de Marzo nos mostró sorprendidos, asustados, preocupados; entonces no resultó para nada difícil cumplir y hacer cumplir con las normas que significaban, el único arma que disponíamos para defendernos de una llegada, sin prisa pero sin pausa, de la enfermedad originaria de China.

Pero a medida que pasó el tiempo creció, casi al mismo ritmo que los contagios y las muertes, la irresponsabilidad de muchísima gente que, desafiando la cuestión, comenzó a obviar medidas de protección, a mentir en los puestos de accesos donde muchos voluntarios dejan la salud y sus días por cuidarnos, no sin antes obligar a las autoridades a cortar más de 20 caminos que servían de atajo para evitar los controles.

Más adelante, comenzamos a fingir ser trabajadores esenciales, cuidadores de familiares enfermos, a ocultar los lugares desde donde llegábamos a la ciudad sin ni siquiera medir riesgos para la propia salud, sino también la de familiares, amigos, vecinos , que nos rodean.

Quizás envalentonados por la fase 5 y a medida que se producían aperturas de actividades, redoblamos la apuesta y de manera transgresora comenzaron reuniones sociales (absolutamente prohibidas por la legislación vigente) y aquí debemos dividir entre el tradicional encuentro familiar y las denominadas reuniones convocadas por redes. Quizás empujada por el negocio de lo que se consume, resurge la fiesta electrónica. Tres han sido detectadas a partir de denuncias vecinales y para agregarle más condimento a esta apreciación en dos de ellas fue sorprendido personal policial, hoy sumariado y trasladado.

Increíblemente quien debiera cuidarnos y utilizar la investidura para combatir este tipo de encuentros tan prohibidos como dañinos, excepto para los dueños del negocio, participaba del evento.

La falta de empatía llega a tal extremo que un profesor de una reconocida escuela de tenis de Tandil, que funciona dentro de un también reconocido club de la ciudad, concurrió a una reunión social fuera de la ley que terminó con un caso positivo detectado en el Hospital Austral de Pilar.

¿Y la responsabilidad institucional ante los alumnos y sus familias que abonan una jugosa cuota y confían la enseñanza ? En este caso, ausente y sin aviso.

Tan ausente y sin aviso como el sentido común del Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires que continúa trasladando policías de zonas sin circulación comunitaria del virus a zonas donde abundan los casos con los lógicos resultados : Traen la enfermedad a su lugar de origen.

Parece lejano ese horror estratégico del 3 de abril cuando miles de abuelos quedaron expuestos en las calles producto de decisiones equivocadas del ANSES ( le costó el puesto al Director A. Vanoli), sin embargo la gran mayoría de las voces que se alzaron criticando, cuestionando, agrietando, hace horas marcharon por todo el país en una protesta que no sería cuestionable si no estuviéramos en plena pandemia con 300.000 infectados y casi 6000 muertos.

Incomprensible que quienes se dicen democráticos, violen leyes nacionales y desoigan a médicos y autoridades locales que claramente desaconsejaban esa concentración.

Podría seguir escribiendo acerca de quienes ofrecieron alquileres a foráneos por Internet, aprovechando el cierre de los hoteles, o también de locales gastronómicos que no respetan la cantidad de público máxima permitida, o el que realizó un bailable sin estar habilitado, o el comerciante oriental que desconocía el movimiento de sus propios empleados.

Prefiero utilizar los últimos renglones para agradecer a todo el personal de la salud que se la juega a cada instante. Elijo agradecer a las fuerzas de seguridad, a los honestos, a los voluntarios.

Me quedo con el enorme esfuerzo que hizo la mayoría de los tandilenses, algunos hasta perderlo todo, a aquellos que postergaron, eventos, otros que hace meses están lejos de sus afectos.

A los que tuvieron la desgracia de perder un ser querido y no pudieron despedirlo de este plano, ni ser acompañados en ese momento duro por el abrazo fraterno de los allegados.

Valoremos al que se anima y denuncia, el que se compromete con su salud y la de todos.

Después de aquella afirmación de abril de 1982, que terminó con una guerra que nos costó muchas vidas inocentes, no imitemos la irresponsabilidad ante un enemigo invisible poderoso que aún está activo, como también está en nosotros la posibilidad de ganar la batalla.