1 de octubre de 2019
por
Javier Levigna
En el entretiempo del partido que disputaron en el estadio Centenario, el sábado pasado, Quilmes y Santamarina, la dirigencia de Quilmes o el cuerpo técnico, o alguien, ordenó encender el sistema de riego para mojar -y bastante- el área y todo el terreno donde Santamarina debía defender.
En consecuencia, a partir de la abundante cantidad de agua tirada por potentes grifos regadores, se complicaba la estabilidad de los defensores aurinegros a la hora de contrarrestar los avances de Quilmes y también, como se pudo apreciar muy bien en un tiro libre, la pelota toda vez que daba un pique salía con muchísima más velocidad intentando perjudicar al arquero de Santamarina.
La pregunta que nos hacemos los que seguimos el fútbol por nuestra profesión, o a veces como simple hinchas, es si ese episodio no constituye en sí mismo una maniobra antideportiva porque, en definitiva, no se recurre a las habilidades de los jugadores como tampoco a una estrategia bien pensada de un cuerpo técnico o quizás a una viveza futbolera, cómo puede ser ejecutar de manera rápida un lateral o un tiro libre, muy por el contrario se intenta con un elemento que debe utilizarse para otras cuestiones, como es el mantenimiento de un campo de juego, perjudicar a un rival.
En un momento que desde la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) o de la Mesa de Fútbol del Interior se comienzan a observar este tipo de cuestiones, los hinchas, los que transmitimos, los que comentamos, nos hace muy bien apreciar en su plenitud el fútbol en toda su dimensión; con los hábiles, con los rústicos, con los líricos, con los no tan líricos, pero en definitiva en ese maravilloso juego que tiene como objetivo introducir la pelota en el arco adversario y evitar que el adversario introduzca la pelota a tu arco. Tan simple como eso y tan complejo como una maniobra urdida ex profeso para perjudicar a un adversario para que se caiga, para que no pueda calcular bien, para que se equivoque y de esa manera sacar provecho y ganar un partido.
De de más está decir que ni aun así el "poderoso" Quilmes pudo derrotar al aurinegro tandilense que con dignidad y a pesar de este tipo de trapisondas logró traer un punto valiosísimo a Tandil, dejando una vez más al descubierto que en el fútbol están los honestos y los no tanto que quedan al desnudo en cada tipo de maniobras extradeportivas que en definitiva poco contribuyen a la credibilidad del deporte.
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Datos extraidos de Casas de Hoy