"Somos personas comunes que trabajamos todos los días para ser una mejor persona, para conocernos a nosotros mismos, para fortalecernos en valores y en virtudes, para contribuir al desarrollo y al progreso de las comunidades".
María Elena Castillo, masona y presidenta de la Gran Logia Femenina de la Argentina se presentó este fin de semana en la Biblioteca Rivadavia, en el marco de una charla abierta titulada "Masonería y sociedad". En su intervención, Castillo reflexionó sobre el papel de la masonería en los tiempos actuales, el ingreso de la mujer a esta tradición y la creciente apertura que han adoptado en los últimos años.
En diálogo con Radio Tandil, Castillo recordó los orígenes de la Gran Logia Femenina de Argentina, cuya fundación se concretó el 6 de julio de 2002 tras un arduo proceso que comenzó en 1990. "Fue un camino largo que transitaron seis mujeres. Buscaban la posibilidad de ser iniciadas en la masonería y avanzar en los grados necesarios para formar una gran logia, que en este caso requería al menos tres logias", explicó. Añadió que, tras intentos en Inglaterra y Francia, fue finalmente en Chile donde lograron el apoyo necesario para iniciar este proceso, destacando la conexión con el país vecino: "La logia femenina más antigua de Sudamérica, con más de 40 años de historia".
"Es un logro del feminismo el hecho de tener masonería femenina", añadió Castillo, destacando el papel del movimiento en la inclusión de las mujeres en una institución históricamente dominada por hombres.
Para Castillo, ser masona implica "una gran responsabilidad". La masonería femenina no solo promueve "el perfeccionamiento espiritual laico", sino que también fomenta un compromiso social profundo. "Estamos íntimamente involucradas con las problemáticas de la actualidad de cada región y tiempo. Buscamos formar personas comprometidas que puedan contribuir en sus comunidades, desde espacios civiles hasta organismos gubernamentales", señaló.
En esta línea, Castillo enfatizó la misión de construir una "sociedad más inclusiva, justa, equitativa y plural". Subrayó que la masonería promueve valores como la tolerancia y el respeto, pilares necesarios para alcanzar el bienestar y el desarrollo integral de las comunidades. "La participación en pos de transitar una búsqueda hacia una sociedad más inclusiva, más justa, más equitativa, más integral. Y esto es para nosotros un gran desafío. Sociedades diversas, plurales, donde podamos construir desde la tolerancia y el respeto, el mejor espacio de bienestar y de desarrollo para las distintas comunidades", expresó.
Castillo no eludió temas complejos como la pobreza y la educación, que, según afirmó, ocupan un lugar central en la agenda de la Gran Logia Femenina. "Nos atraviesan todos los problemas que existen en la actualidad. Nos atraviesa la problemática de pobreza. Hablar del futuro en nuestra región y fundamentalmente en la República Argentina es ver cómo se aborda la pobreza. Si no la encaramos, difícil va a ser el futuro en plenitud y desarrollo de nuestra sociedad", dijo. En cuanto a la educación, subrayó que "solo cuatro de cada diez estudiantes logran terminar el secundario en tiempo y forma", lo cual resalta la necesidad de trabajar en políticas educativas integrales.
Además, la masonería se involucra en problemáticas como la violencia de género, la vulnerabilidad climática y el avance de nuevas tecnologías, con el fin de brindar respuestas y soluciones a través del trabajo comunitario. "Todas estas cosas para nosotras son relevantes e importantes y a través de ese abanico de integrantes que tenemos, de distintos rangos etarios, profesiones, oficios, estamos abordando y tratando de llevar en las distintas comunidades respuestas, soluciones, ofrecernos para trabajar en políticas públicas y esta es la responsabilidad actual que tenemos", señaló Castillo.
La presidenta de la Gran Logia Femenina también resaltó la transformación que ha experimentado la masonería en cuanto a visibilidad y apertura hacia la sociedad, especialmente desde 2008. "La masonería siempre trabajó para tender puentes, acercar esas orillas e ir en búsqueda de los consensos, generar concordia nacional y bienestar para las comunidades. Al conformar libre pensadores, subjetividades que no estén sujetas a autoridades e ideologías, la masonería genera cierto escozor. Pero la masonería fundamentalmente florece en épocas de democracia y mengua o se apaga en épocas de dictadura", comentó, añadiendo que en tiempos de democracia la masonería tiene "mayor auge y posibilidad de visibilizarse".
"Cambiaron los tiempos desde ese punto de vista y esto creo que es fundamental. Las decisiones en relación a la masonería femenina son de hace ya muchos años. Te estoy hablando de prácticamente 2008, que nos venimos mostrando públicamente y abiertamente, y más o menos es concordante con los tiempos de la masonería masculina. En el fondo la idea es desestigmatizar y poder poner en valor en las comunidades quienes somos y qué hacemos", explicó Castillo, y añadió: "Somos personas comunes que trabajamos todos los días para ser una mejor persona, para conocernos a nosotros mismos, para fortalecernos en valores y en virtudes, para contribuir al desarrollo y al progreso de las comunidades, en respeto total de la religión y de la idea política que cada integrante de la institución tenga como cada persona que viva en las distintas comunidades o ciudades".
Castillo finalizó con un llamado a la renovación y a la adaptación a los nuevos tiempos. "Si pensamos que todo está hecho y lo mejor ya se hizo, no tenemos futuro. No hay nada que nos impida sortear desafíos, cambiar costumbres, atrevernos a modificar las cosas, siempre pensando en qué es lo mejor para los nuevos tiempos, porque los tiempos cambian y el sujeto cambia en relación a un montón de situaciones o de directrices, pero el ser humano, el alma del ser humano está ahí siempre presente. Y lo que tenemos que buscar es su mejor desarrollo, que sea pleno, que sea digno, y que nos podamos atrever a escucharnos y a construir juntos".
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Datos extraidos de Casas de Hoy