Policiales. Una banda de menores fue la que robó y destruyó la sede de los Scout

Tras el saqueo y destrucción de la sede del grupo Scout "Martín Rodríguez", ubicada en Chile 751, los miembros de este grupo organizaron una campaña para limpiar y arreglar los destrozos provocados por un grupo de menores, días atrás.

Sin dejar de pedir "justicia" por lo sucedido, la comunidad scout agradeció los mensajes de apoyo y se dispuso -desde las primeras horas del sábado- a "limpiar, reconstruir, emparchar, arreglar".

Luz Hernández, integrante de la comunidad Scout "Martín Rodríguez" aseguró que sienten "angustia y tristeza" por lo sucedido. Uno de los menores atrapados en el lugar es vecino, vive en una casa lindera al patio de la institución.

Hernández habló con el menor con la sede policial. Ahora intentarán hablar con las familias. "Después de lo sucedido tiene que haber una enseñanza, un aprendizaje".

La desazón de las víctimas del robo no sólo pasa por lo que les falta, sino por lo que fue roto sin motivo, por el alimento que fue sacado de las alacenas y tirado al piso o al medio del patio. No hubo hambre detrás del robo. Hubo un fuerte impulso destructor, el daño por el daño mismo.

En la denuncia explicaron que "rompieron absolutamente todo", desde los muebles hasta la mercadería.

El hecho se cometió en dos etapas. La primera, el lunes 18. La otra, tres días después. La saña fue en aumento. La primea jornada, rompieron vidrios y una de las ventanas. "Pasó uno de nosotros por el lugar y vio a unos chicos. Los sacó corriendo", explicó Hernández. Vieron los vidrios rotos y dijeron "ya fue". El daño no era tanto.

El miércoles fueron otra vez a la sede justamente para reunirse y ver cómo iban a arreglar la ventana y hablar de lo sucedido. Cuando llegaban para la reunión se encontraron con que otra vez un grupo de menores estaba destruyendo el lugar.

Llamaron a la Policía y atraparon a uno de ellos antes que se diera a la fuga.

Hablaron con el menor. Trataron de entender por qué tanto ensañamiento, tanta destrucción. El menor negaba todo pero tenía puesta una remera que había sido robada el lunes.

"Son chicos todavía" dice Luz Hernández, no para disculparlos sino para proponerse un trabajo con ellos y sus familias, un proceso de cambio para intervenir en un derrotero que tiene final escrito y terrible.