Sociedad. "Que se priorice la salud de las personas por sobre otros intereses"

María Lucía Mestre es integrante de la Junta Vecinal por un Ambiente Saludable, un espacio que nació en La Porteña, tras la denuncia de una fumigación con agrotóxicos que llegó hasta las puertas de la escuela del paraje, pero que con el correr de las semanas congregó a vecinos de todo el distrito.

En las puertas de una reunión con los concejales integrantes de la comisión de Trabajo, Producción y Medio Ambiente, Lucía pide "un tratamiento urgente pero no rápido" del tema. Es que los vecinos no quieren que la ordenanza agote la discusión en la cuestión "de los metros" y para eso saben que se requiere la consulta a los especialistas que investigan el uso de los agrotóxicos y sus consecuencias en la salud.

"La verdad es que estamos muy huérfanos en Tandil. Ni siquiera tenemos médicos que se atrevan a asociar las afecciones de la salud con la cercanía a los agroquímicos", denunció. "Como colectivo, lo único que queremos es que "se priorice la salud de las personas por sobre cualquier otro interés", añadió.

El grupo congrega a vecinos que viven en los bordes de la ciudad urbanizada y también de la zona rural, donde se siente directamente la exposición a los fitosanitarios. Días atrás, un estudio exhaustivo de la Unicen les dio la razón: el suelo y los depósitos de agua (tanques) de las escuelas rurales están altamente contaminados con sustancias tóxicas de las más diversas características.

El estudio despertó un doble sentimiento entre los integrantes de la junta vecinal. Están satisfechos por saber que una institución como la Unicen y sus investigadores están sobre el tema, pero también están "preocupados" por los resultados que salieron a la luz.

"El nivel de agrotóxicos que podemos tener en sangre parece propio de una película de Ciencia Ficción pero es real", declaró. "Es un problema bien local y nos está sucediendo como vecinos: nuestros hijos e hijas van a esas escuelas desde los 3 a los 12 años y, en el caso de ir a una secundaria, hasta los 18 años. ¿Qué podrían encontrar en su sangre si los están fumigando a cero metro del alambrado de la escuela?", se preguntó.

Cuestionaron la decisión del juez local Francisco Blanc, quien rechazó el amparo presentado tras el caso de la escuela de La Porteña. "Su dictamen dejó mucho que desear", indicó Mestre. Tras ese revés judicial, el grupo decidió apelar el fallo. "Prácticamente el juez nos preguntaba dónde estaban los enfermos", criticó.

"En la medida cautelar pedíamos una distancia precautoria de 1500 metros (para fumigar) hasta tanto se compruebe si estas sustancias ocasionan daño", contó. Pretendían abrir un paréntesis en donde resguardarse del envenenamiento hasta tanto hubiese un dictamen científico sobre los efectos de esos productos. No tuvieron suerte en el primer intento.

La verdad es que "cuando empezamos a investigar la legislación vigente y lo que estaba ocurriendo en otros municipios nos dimos cuenta de que (el legislativo) se trata de un camino muy arduo y lento. Lo cierto es que en el mientras tanto, nosotros seguimos debajo de estas fumigaciones", resaltó Mestre.