Opinion. Primeros toronjazos de campaña

Mauricio D'Alessandro se hizo sacar una foto con Sergio Massa cuando ambos intentaban arrebatar los frutos de los toronjales tradicionales de la calle Irigoyen. Colgó la imagen en las redes como si se tratara una cucarda de "tandilidad": qué tandilense no las ha arrancado o las ha pateado por más de una cuadra durante las vueltas de madrugada.  

El candidato a primer concejal por Un País intentará reforzar su pertenencia durante toda la campaña porque sabe que sus largos años fuera de la ciudad y la versión de que, una vez elegido concejal, no pasará suficientemente tiempo en Tandil son parte de sus debilidades como candidato.

El radicalismo lo sabe y ya empezó a trabajar la parte más lenta y sucia de la campaña. Quienes retransmiten las usinas del lunghismo insisten en la idea de que D'Alessandro es solo "un invento mediático" que "cansará" a la ciudadanía con sus posteos antes que convencerla.  

En el mano a mano, o en eventos públicos donde más de tres mantienen una conversación de la coyuntura política, los operadores radicales sueltan la idea de que el tandilense "medio" no compra fácilmente candidatos que llegan antes por las pantallas que por la vía del contacto personal.

Aprovechando una de las últimas promociones del abogado, le pusieron como sobrenombre "spinner" porque aseguran que "entretiene un rato pero nadie sabe para qué sirve".  

En resumen, insisten en que es un "foráneo", un "producto mediático poco serio", y que no se quedará en Tandil todo el tiempo necesario. Son los tres puntos sobre los que trabajará el lunghismo para esmerilar su figura.  

Definitivamente lo han tomado como adversario principal. Saben que compite por el mismo electorado. La ficha les terminó de caer cuando D'Alessandro dijo en el programa de Mirtha Legrand que tenía su "corazón radical" y que conservaba el carné de afiliación a la UCR. Y como si faltara algo más, se posicionó cerca del votante macrista.

En una entrevista que le hicieron en Tandil fijó su "promesa" de lograr que Mauricio Macri se reconciliará con Tandil después del escrache que le hiciera La Cámpora en la Iglesia del centro y, complementariamente, que la ciudad se sintiera "orgullosa" de tener un presidente de la Nación.

Ahí está: de "corazón radical" y vínculo entre la ciudad y Macri, dos posicionamientos que lo ubican en el mismo territorio donde hasta ahora ha mandado cómodamente Miguel Lunghi y que demográficamente se podría ubicar en las "cuatro avenidas" y las zonas complementarias de buen pasar.

Pero en la batalla frontal no se termina la cosa. El lunghismo volverá a su tradicional estrategia de "subir" al tercero para bajar al "segundo". Con la misma insistencia que hablan de la "superficialidad" de D'Alessandro, invocan la "lucidez" de Rogelio Iparraguirre. Dejan filtrar que "se reúnen seguido" y que las conversaciones entre ambos van en aumento.

El radicalismo levantará al candidato de La Cámpora incluso hasta deslizar que tiene grandes chances de ser el sucesor de Lunghi en 2019. Los 14 puntos de Iparraguirre y el rechazo que despierta su sello en la sociedad tandilense son inofensivos frente al porcentaje que viene acumulando D'Alessandro en los primeros relevamientos del gusto electoral serrano.

En este punto, juegan a la carambola doble: además de levantar al rival más inofensivo, aprovechan para correr del escenario a Marcos Nicolini, el concejal radical que se paró frente al intendente dejando en claro que quiere ser su sucesor más allá de los tiempos y los propios planes del jefe comunal.

El "daño colateral" que apuntan contra Nicolini no es infundado. Nicolini habla con todos. Con los referentes locales del PRO y también con D'Alessandro, pero sobre todo habla con los operadores de Vidal de la Provincia que lo ven con ojos de aliado. El lunghismo empezará a esmerilarlo desde ahora para que llegue lo más debilitado posible a 2019, y si para eso debe levantarlo a Iparraguirre, lo hará. Ya está acordado.  

Habrá que ver cómo se desenvuelve la campaña y a quién elige como adversario La Cámpora (Unidad Ciudadana). Si la estrategia incluye no atacar directamente al Intendente, se afianzará la versión de los operadores radicales. Por el momento, el kirchnerismo está más ocupado en pegarle al Movimiento Evita (randazzismo) que al intendente radical. Por ahora, han optado más por una "purga interna" que por el adversario natural, el macrismo.

En este esquema, Néstor Auza no es siquiera contemplado estratégicamente por el equipo de Lunghi. Advierten que el exrector debe sacar sus votos de la vertiente filoperonista de Un País para garantizar su ingreso al Concejo y darle una chance a su segundo candidato. Parte de sus votos "naturales" están hoy acaparados por el massismo.

A diferencia de años anteriores, el lunghismo parece tener menos espacio para ganar votos después de las PASO. Así las cosas, los votos que saque en las Primarias serán seguramente los que obtenga en las elecciones generales, en las que se juega la mayoría en el Concejo Deliberante o, como mínimo, la presidencia del legislativo.

De ahí la celeridad en la estrategia de ponerlo a Miguel Lunghi a trabajar rápidamente en la consolidación del voto propio y todo esto sin descuidar la contracara de la campaña oficial, la campaña negativa, que pasará por "limar" a D'Alessandro, su principal rival, una figura difícil de definir y, por lo tanto, de combatir. Todavía falta más de un mes, pero ya empezaron.