Deportes. Ni el tiro del final te va a salir

Santamarina perdió como local 2 a 1 ante Defensores de Belgrano y es como dice el tango: a Santamarina no le salió nada, ni siquiera ese tiro del final en los pies de Martín Michel, desde el punto del penal ya que rebotó en un palo y ahí se fueron las esperanzas de empatar un partido que en todo momento le presentó dificultades al elenco aurinegro.

Antes de empezar, la sobrecarga muscular en Valentín Depietri que le obligó a abandonar el campo de juego minutos antes que el árbitro inicie el partido. Entró en su lugar Román Strada pero ya esa baja representó -al menos- una alteración en el esquema de juego que Quiroz trajo para enfrentar a Defensores de Belgrano. No conforme con esa situación, al minuto una escapada de Aguirre, un puntero rápido, incisivo y pícaro terminó con un disparo cruzado y la ventaja parcial del equipo visitante. Se sorprendió la muy buena cantidad de gente que llegó al estadio San Martín para ver al equipo tandilense en la Primera Nacional.

Santamarina logró sobreponerse a esos dos golpes anímicos: la lesión de Depietri y el gol en contra; y fue a buscar el empate, a veces con fútbol, a veces con orden, a veces con disparos desde fuera del área ejecutados por Acevedo, por Strada o por Mariano González y termina encontrando la igualdad en un tiro de esquina de Jonás Acevedo cabeceado al gol por el flaco Fernando Piñero que llegó por el medio del área ante la pasividad del arquero y los defensores visitantes que solo miraron como el espigado defensor tandilense mandaba la pelota fondo del arco.

Santamarina tenía un jugador más porque Juan Sosa le pegó un codazo a Martín Michel y fue expulsado correctamente por un árbitro que estuvo lleno de errores. Con esa ventaja numérica, Quiroz sacó con volante de contención como Matías Kabalín, y mandó a la cancha a Agustín Guiffrey, quien tiene características más ofensivas. Así buscaba tener más presencia en el área visitante.

Y lo logró. Santamarina siguió yendo a buscar el resultado hasta que en una jugada aislada, en un tiro libre desde el sector derecho, la movieron rápido para Olivares que desde una posición lejana colocó un bombazo con pierna derecha que ingresó por el ángulo superior derecho de Papeleo, quien nada pudo hacer.

El elenco tandilense estaba otra vez abajo en el marcador cuando había hecho los méritos para ganar el partido. Santamarina fue en búsqueda de la igualdad nuevamente y se encontró con la sanción de un penal. Fue correcto el árbitro esta vez porque el arquero Velazco salió con los pies hacia delante y barrió a Acevedo que tuvo que dejar la cancha.

Cobró penal aunque también debió haber expulsado el arquero que ya estaba amonestado por hacer tiempo. Como si hubiese hecho falta algo más, el arquero cometió la falta en posición propicia de gol. Sin embargo, el árbitro Pablo Jiménez -quien le permitió hacer tiempo a su antojo a los jugadores visitantes cuando ganaban parcialmente el partido- no sancionó como debió haber sido la expulsión del arquero Velazco.

El tiro de penal de Michel dio en la base del palo derecho del arquero y ahí se fueron las últimas esperanzas de Santamarina más allá de que insistió con Guiffrey, con Mariano González insistió y con Strada y con este la subida de Scifo quien fue reemplazado por Arregui. También lo hizo con Kruspzky. Fue con lo que tuvo el aurinegro y quedó expuesto en alguna contra y a merced de dos delanteros de refresco que puso el director técnico Fabián Nardozza como fueron el grandote Matías Quiroga y también Maximiliano Núñez.

Defensores de Belgrano se llevó mucho de Tandil. Con poco. Con orden y con alguna maña a la hora de hacer tiempo; con un zapatazo lejano y con el oportunismo de Aguirre le alcanzó al "Dragón" para quedarse con los tres puntos. El aurinegro se quedó masticando bronca, preocupado y triste por la lesión de Valentín Depietri.

En la noche de lunes todo le fue esquivo. Ni el tiro del final te va a salir, dice el tango. Eso fue lo que le pasó a Santamarina en un encuentro donde mucha gente alentó y aplaudió pero otra vez, al igual que con Riestra, se va a la casa con una derrota a cuesta