Camino a 2019. Lunghi y la estrategia Foreman

Como Foreman, Miguel Lunghi ha aprendido de la vida que no gana el que tiene todas las virtudes, sino el que mantiene las necesarias para cuando se presenta la ocasión.  El veterano del radicalismo busca la pelea corta.  Pega.  Abraza. Los tiempos de la pelea son sus tiempos.

George Foreman ganó su último título mundial a una edad en la que la mayoría se prepara para acuñar nietos.  La pelea quedó para la historia.  El veterano se mostraba cansino, pero llegado el momento sacaría un par de golpes demoledores contra Moorer. 

Miguel Lunghi se prepara para ganar el quinto mandato.  No lo esconde.  Se lo dice a sus hombres de confianza.  Y a los vecinos de Tandil, por ahora, se los sugiere con picardía.  No se anticipa.  Sabe que el electorado local desestima a los políticos en campaña.

Como Foreman, Miguel Lunghi ha aprendido de la vida que no gana el que tiene todas las virtudes, sino el que mantiene las necesarias para cuando se presenta la ocasión.  El veterano del radicalismo busca la pelea corta.  Pega.  Abraza.  Y vuelve a pegar.  Los tiempos de la pelea son sus tiempos.

Se reunió con Vidal. La convenció de que el que sabe cómo ganar en Tandil es él.  Y que fortalecer a Cambiemos en Tandil es fortalecer el lunghismo.  Y que para que eso ocurra debe ir con lista propia.  Y ni siquiera habló de números para justificarse.  Vidal ya sabía a esa altura que el local tiene una imagen positiva del 73 por ciento.  Ella lo sigue, pero 20 puntos por detrás.

Lunghi pega y abraza.  Cierra la lista de Cambiemos a la UCR y habla maravillas de la gestión de Vidal. Y si la levanta, ella levanta.  Negocio limpio, rápido y redituable.  ¿Qué más hace falta cuando asoman las legislativas?

Con quien tiene menos contemplaciones es con su antiguo delfín político.  Marcos Nicolini se ha ganado la bronca del pediatra.  Dicen que está dolido y enojado con el joven radical que lo desairó primero y lo desafió después.

Nicolini criticó a Lunghi por cerrar la lista en Tandil.  Faltó a la asamblea de la UCR. Pidió la apertura a los nombres del PRO.  Le pidió más compromiso con la estrategia general provincial y nacional.  Se la jugó.  Incluso, muchos vieron en el joven edil el verdadero candidato de Vidal, en Tandil, para el 2019.

En respuesta, Lunghi lo reprendió en público y lo incineró en privado.  Le declaró la guerra.  Armó una reunió con Vidal.  Dejó en claro quién marca el paso y las coordenadas de la estrategia política en Tandil.  Si gana Mario Civalleri en 2017, será el encargado de reemplazar a Nicolini en la presidencia del bloque.

Pese a los días, el enojo no pasa.  Lunghi está dispuesto a demoler al joven aspirante a la intendencia.  Los más allegados al jefe comunal dicen que Nicolini se apuró.  Que se apartó de su estrategia.  ¿Lo vio cansado y falto de movimiento al pediatra?  Cometió el mismo error que Moorer. 

El veterano del radicalismo se prepara para 2019.  Dicen que cuidará el cuerpo los dos años que restan. La biología es persistente.  La pelea podría ser dura pero no imposible.  Por ahora, entrena.  Nicolini, el primero en presentarse como sparring, sintió los golpes, lo sorprendió el movimiento todavía ágil del hombre mayor. Como Moorer, recibió un fulminante corto de derecha.

La pelea no terminó pero a partir de la reunión del viernes con Vidal, la pelea será otra.  Más larga.  Más movida.  Con menos roce.  Nicolini aprendió que la inmovilidad que cada tanto aparenta Lunghi, dentro de una alianza que no entiende y que lo incomoda más seguido de lo necesario, puede ser también una invitación al desprevenido.

Los que siguen en la lista de retadores miran con precaución. Opositores pero también los estrategas del PRO en Cambiemos.  El veterano de la UCR todavía guarda un par de golpes letales para quien le quiere arrebatar el cinturón.  Espera en el centro del ring.  Está solo y espera.