9 de agosto de 2017
Se viven horas aciagas en el decano de los barrios privados. La urbanización top de la avenida Fleming es un hervidero de chismes a raíz de la trascendencia que alcanzaron ciertos detalles de un triángulo amoroso que estalló cuando el esposo de la zapatera descubrió que esta lo engañaba con el gerente del banco. Y las esquirlas incendiarias alcanzaron al zapatero, la zapatera, el gerente del banco, su esposa cornuda consciente y hasta a la ex esposa de un dirigente de fútbol de un club muy importante.
El matrimonio no atravesaba el idilio de
los primeros meses, pero tampoco podría decirse que era una pareja con
desavenencias visibles, comentan a este medio algunos vecinos que
-aseguran- se vieron sorprendidos por el rápido y escandaloso desenlace
del que se habla en los mentideros del empedrado.
En los cafés
del centro algunos bancarios de alto rango comentan sobre su colega
caído en desgracia. Y a la salida del colegio privado, ofídicas mamis
vierten murmullos descuidados en torno al cotilleo del momento.
CHUPETE ELECTRÓNICO DEL SIGLO XXI
En
el siglo pasado -que en términos históricos fue ayer nomás pero que a
veces parece tan distante- a los pibes les encendían el televisor para
distraerlos y hasta para hacerlos dormir. El nuevo "chupete electrónico"
es el smartphone.
Infantes
que apenas se yerguen unos centímetros sobre el suelo del parvulario
manejan con soltura admirable este dispositivo, que les es tan familiar
como era para los pibes de los '80 el control remoto de la caja boba.
Para
los nacidos en el marco de las redes sociales, hijos de la era digital,
el celular es una extensión de su cuerpo y lo manipulan con la
solvencia de un experto. Pero sus padres, a pesar de que manejan el
aparato, nunca tomaron conciencia de que, ese rectángulo de metal,
plástico y cristal, es un almacén de datos sobre su vida que ni ellos
saben que están ahí. A veces intuyen que puede haber algún material
sensible, pero creen haberlo borrado. Ilusos. Los smartphones no nacieron para ayudarnos a controlar nada sino para que los controlados seamos los usuarios.
En
fin, allí estaba el pequeño de cinco añitos entretenido con el Iphone 7
plus de su madre mientras ella tomaba un baño. La zapatera le había
puesto un video de "Peppa Pig" en Youtube
que le permitiría ganar unos minutos a solas. Pero el inocente chupete
electrónico se convirtió en una bomba de fragmentación cuando la ventana
de notificaciones de WhatsApp emergió obstruyendo el video.
-Papá, teléfono para mami.
El
zapatero miraba la tele, con los pies apoyados en la mesa baja del
living. Tomó el aparato que le alcanzaba el nene casi sin darle
importancia, con la idea de silenciar las notificaciones y volver a
ponerle el video. Pero lo mató la curiosidad y abrió. El mensaje
provenía de un contacto sin foto, con nombre de varón y sin apellido.
Al leerlo casi se atraganta con el bon o bon que se estaba zampando para acompañar su Nescafé expresso macchiatto: "Gordita, cuándo nos vemos así te doy máquina y te hago lo que tanto te gusta?"
Cegado
por la ira encaró a su mujer cuando esta salió del baño y lo que
comenzó con un reproche casi se convierte en un caso fatal de violencia
de género. La discusión fue in crescendo y el cornudo, loco de furia, la
tomó del cuello mientras le enrostraba la infidelidad. Forcejearon y la
mujer salió disparada de la casa hacia la comisaría. El zapatero, aún
con el Iphone dorado en la mano, llegó hasta la casa de un amigo, entendido en cuestiones de tecnología.
El
acceso a las carpetas ocultas del teléfono reveló detalles incómodos
para el hombre herido en su orgullo; mensajes, audios calientes, fotos y
hasta videos de su mujer en plena acción erótica con el amante, que
resultó ser el gerente de un banco con el que opera el zapatero. Y con
quien también operaba, claro que en sentido más amplio, la esposa del
comerciante.
Su amigo aprendiz de hacker le
reveló otra amarga noticia al profundizar en el cruce de mensajes: Una
de las empleadas en la zapatería de la céntrica esquina era cómplice de
las trapisondas de su esposa. "Me cagaban las dos. ¡Soy el rey de los boludos!", dicen que bramó el zapatero.
La
mujer infiel ya no está al frente del negocio que fundó su marido. Y
tampoco la empleada cómplice, esposa hasta hace poco de un dirigente de
renombre del fútbol local.
COROLARIO POLICIAL
Hoy
la mujer vive en la casa del barrio cerrado y el zapatero carga con una
orden de restricción de acercamiento por el ataque. La ex esposa del
dirigente del fútbol está buscando trabajo.
El marido intentó
hacerle pagar la afrenta al gerente del banco, que pasa unas vacaciones
exprés con su cornuda esposa en Playa del Carmen, viaje relámpago
obligado para tratar de apaciguar los ánimos.
-Soy (fulano de tal), no nos conocemos, pero te escribo para contarte que el turro de tu esposo te engaña con mi mujer.
-Querido, mi esposo me engaña con varias y eso no es noticia.
La respuesta lo desacomodó como una trompada en el mentón.
-¿Quien era? Interrogó el gerente del banco.
-Número equivocado.
Tumbada al sol del caribe mexicano la mujer terminó su Corona bien fría y siguió leyendo a Viviana Gómez Thorpe: "No seré feliz, pero tengo marido".COMPARTE TU OPINION | DEJANOS UN COMENTARIO
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Datos extraidos de Casas de Hoy