Deportes. Algo más que un punto

Santamarina consiguió un empate que cobra especial dimensión si se tienen en cuenta aspectos no solo futbolísticos sino también extrafutbolísticos. En el primer tiempo, Brown de Adrogué ejerció el predominio de una cancha de dimensiones reducidas que favorece al equipo local que conoce ese detalle y aprovecha para tener precisión, para movilizarse, ocupar los espacios y generar los ataques.

El lado derecho del ataque de Brown, con Fernando Enrique y también con Ezequiel Bonacorso, fue el lugar elegido para lastimar a un Santamarina que le costó encontrar y hacer pie en el campo de juego. Sin embargo, hubo un protagonista extra que fue el árbitro Lucas Comesaña quien a partir de acciones completamente discutible -y algunas inexistentes- generó jugadas de pelota quieta, tiros libres que caían sobre el área de Santamarina, que eran cabeceadas por los jugadores de mucha altura que tiene Brown. A veces Echeverría, a veces Boggino, a veces Felipe Cadenazzi. A pesar de eso sólo en dos oportunidades estuvo en riesgo la ciudadela tandilense.

En una, Cadenazzi, solo y con tiempo, cabeceó desviado y, en otra, Papaleo extremó recursos para evitar lo que hubiese sido la apertura del marcador.

Santamarina no pudo hacer pie. Solo pelotazos, algún intento de asociación que no prosperaba justamente porque los pelotazos se iban largos y los cambios de frente eran anchos debido a las dimensiones del campo de juego.

En el segundo tiempo Santamarina fue más protagonista. Jugó de igual a igual. Tuvo situaciones: una de Michel, otra de Kabalín, que no pudieron ser definidas por que el esfuerzo de llegar con lo justo les hacía perder fuerza y precisión a los hombres tandilenses. Pero hubo dos detalles más para agregarle a la negra tarde de Lucas Comesaña que pareció haber estado convencido, a lo largo de la tarde, de favorecer al equipo local, una vez con un penal que solo él vio en el área de Santamarina cuando varios jugadores procuraban rechazar. Fue desviado por la pierna izquierda del arquero Papeleo ante la ejecución de Felipe Cadenazzi, como en aquella noche frente a Tigre donde una pena discutible -que sancionó el árbitro en aquella oportunidad- fue contenida por el arquero con las piernas, como si el de arriba estuviera mirando e hiciera fuerza para que el arquero abortara a lo que era una decidida injusticia. Pero en área de enfrente también hubo un penal cuando lo tomaron de la camiseta a Lautaro Arregui y sin embargo no tuvo el mismo criterio y prefirió obviar la maniobra.

Por eso decimos que el punto vale y sirve: escenario reducido, arbitraje complicado para Santamarina. En la última del partido un error defensivo lo dejó a Arregui cara a cara con el arquero de Brown y la definición del suplente de Santamarina, que ingresó en el segundo tiempo para reemplazar a Valentín Depietri, por poco no se transformó en un triunfo aunque hubiera sido injusto por lo que se vio en el campo de juego.

Pero el fútbol tiene estas cosas. En el fútbol, los goles son amores y lo demás, buenas razones.