Kilos. La retención de novillitos marca un viraje estratégico hacia el animal más pesado

Un análisis de los datos oficiales revela una caída del 15% en la faena de novillitos y un aumento del 35% en su ingreso a feedlots. La búsqueda de mayor rentabilidad y el precio récord del gordo reconfiguran el mercado. Los números fríos del SENASA, procesados por la Bolsa de Comercio de Rosario, están pintando un cuadro caliente y transformador en el mercado ganadero. Lejos de ser una fluctuación pasajera, las estadísticas de noviembre confirman un cambio de estrategia profundo y largamente anticipado por la cadena: retener los animales livianos para sumar kilos y producir el novillo pesado que demandan, a precios excepcionales, la exportación y la gastronomía premium.

Los datos del giro

El informe es contundente y muestra dos movimientos paralelos y complementarios. La caída en la faena: en noviembre se trasladaron a frigoríficos 1.003.685 bovinos, un 10% menos que en noviembre de 2022. La baja es aún más pronunciada en la categoría novillito, con 236.148 cabezas (un 15% interanual menos); y el auge del engorde: simultáneamente, ingresaron a los corrales de feedlot 112.703 novillitos, lo que representa un incremento explosivo del 35% respecto al mismo mes del año pasado.

Este flujo se nutre, además, de una salida tardía de terneros de los campos de cría. Cerca de 500.000 cabezas se movieron para recría o invernada, un 16.4% más que en 2022, indicando que la cadena productiva está apostando a prolongar el ciclo.

El motor: el precio histórico del gordo

"Este no es un movimiento casual; es una respuesta racional a una señal de precio excepcional", explica un analista del sector. El novillo pesado (más de 520 kg) se afirma en los $4.000 el kilo, mostrando un incremento del 85% interanual en pesos corrientes. El novillito liviano (300-390 kg) lo sigue de cerca a $4.300, con una suba del 82%.

La brecha actual, con el liviano alrededor de un 7,5% por encima del pesado, es habitual para esta época. Sin embargo, la perspectiva de colocar, en unos meses, animales con 100 a 150 kilos más en un mercado exportador ávido y con valores sostenidos, actúa como un poderoso imán para desviar animales del frigorífico hacia el corral.

Consecuencias inmediatas y riesgos en el horizonte

Este viraje tendrá un impacto directo e inmediato en el mercado doméstico:

Oferta restringida para fin de año: Los novillitos que hoy entran al feedlot no estarán disponibles hasta, al menos, febrero o marzo de 2024. Esto, sumado a los cierres temporales de plantas frigoríficas anunciados para las últimas semanas de diciembre, presionará fuertemente al alza los precios de la carne disponible para el consumo local en plena temporada de alta demanda (fiestas, aguinaldos, vacaciones).

Un verano ajustado: Se anticipa un verano con oferta reducida de animales terminados, lo que podría mantener la firmeza en las cotizaciones.

El informe de la BCR advierte, no obstante, sobre un riesgo latente. Si la suba de precios es tan abrupta que el mercado interno no puede absorberla, o si no se generan herramientas de crédito que sostengan esta retención estratégica, el círculo virtuoso podría quebrarse. El peligro: que el incentivo vuelva a inclinarse por la faena inmediata e, incluso, que se promueva una liquidación de vientres para cubrir el faltante transitorio, comprometiendo la base del rodeo a futuro.