El mercado ordena a su manera. En las últimas semanas el precio de la lechuga es noticia en la ciudad de Buenos Aires (CABA) y buena parte de la Provincia. ¿Por qué? Por puede costar hasta 10 mil pesos el kilo. El equivalente a dos kilos de carne.

En Tandil hay supermercados que las venden a 10 mil pesos como en pleno centro de Palermo o Recoleta. Otras verdulerías la venden a 7000 pesos, pero también hay huertas ecológicas que la están vendiendo a 400 pesos.

¿Y eso por qué? Porque no todos siguen la lógica del mercado que le sube el valor a lo escaso -aún cuando eso que escasea sea una insípida y poco nutritiva hoja de lechuga- hasta llevarla al absurdo.

La disparada del precio tiene que ver con las últimas inundaciones en una de las principales fuentes de provisión frutihortícola de la Provincia: La Plata y alrededores. El agua tapó y estropeó las huertas y especialmente pudrió muchas de las plantas de hoja. En consecuencia, lechugas y acelgas, por dar un ejemplo, se dispararon en las pizarras: a menor oferta en los mercados concentradores, los valores crecieron a niveles exorbitantes.

Las verdulerías de Tandil que se abastecen ahí reflejaron estos precios en sus pizarras, pero en una realidad paralela, algunas de las pocas huertas orgánicas de la ciudad mantienen los valores típicos de la época. ¿Cuánto? Entre 300 o 400 pesos.

Emilio Cantarelli es uno de los huerteros de Tandil que pertenece a este sector que desafía la famosa lógica del mercado y su cuestionable orden de oferta y demanda.

"Acá estamos, entregando bolsones nomás, como todos los días. Recién nos vino a comprar un bolsón, una chica de Buenos Aires, y decía, loco, ¿cómo puede ser que estén vendiendo tan barato ustedes?", contó este jueves.

Explicó que con las últimas inundaciones "se perdió todo" en La Plata que es el principal proveedor de la Provincia. Y la lechuga viene de ahí. "Se perdió toda la cosecha y lo poco que hay aumenta. Es la famosa relación de oferta y demanda, ¿viste cómo es? Después, lo segundo, es la época. Se está terminando, entonces ya queda muy poquito", detalló Emilio.

"Y agarrate porque cada vez va a ser peor, porque los pequeños y medianos productores van a empezar a desaparecer. Y eso hace que suban los precios, obviamente", dirá luego.

Emilio recomienda, educarse en el consumo. Evitar los precios altos y reemplazar. "De última, la gente tiene que comer rúcula, ¿viste?", sobre todo cuando está en precio. Y cuando la rúcula suba, será otra cosa.

En la huerta de Emilio no manda el mercado. ¿Cuánto la lechuga? Si hay, "entre 300 y 400 mangos, por ahí".

"En resumidas cuentas, la diferencia es que nosotros no especulamos con eso. No te vamos a cobrar la lechuga más cara porque no haya en todo el mercado, ¿entendés? Porque manejamos otro tipo de economía, que es una economía más circular y más horizontal. Si yo fuera vivo, diría, mirá, están vendiendo lechuga a tanto; la aumento y le arranco a la cabeza de la gente y listo, pero no, ¿entendés? No es así por más que se nos venda esto en todos lados".

Y no solo lechuga. En estas huertas hay mucho más que la gente de Tandil debería conocer y tener como referencia.

"Nosotros manejamos otra economía alternativa, que es justamente la que a nivel nacional ahora se pretende hacer desaparecer. Te doy un ejemplo. Un bolsón nuestro -porque no tenemos un precio por kilo- lo estamos vendiendo a 7.000 pesos. Y tiene: un kilo de berenjena, medio kilo de morrón, un kilo de zapallito, kale, una lechuguita, un ají picante y un kilo de cherry", ejemplificó Cantarelli.