23 de agosto de 2017
Primero la esquina fue un bar. Concurrido por parroquianos
del barrio y gente de campo que venía a hacer las compras al pueblo. Algunos hacían noche allí pero,
cuentan los memoriosos, en condiciones bastante precarias. Luego, la propiedad
fue adquirida por el Pato Bedascarrasbure y el bar se transformó en un
restaurante. El comedor del Torino se convirtió en un éxito inesperado, a tono
con la nueva moda gastronómica que amenazaba con alterar la rutina de negocios
emblemáticos tales como El Trébol, El Estribo o Al Ver Verás. Todavía faltaba
mucho tiempo para que el inventor de Lo de Martín hiciera temblar el reino de
parrillas, restaurantes y afines.
Con el impulso renovado por el éxito de sus deliciosos
platos, a instancias de un cocinero de categoría traído de Buenos Aires,
Bedascarrasbure fue por más y produjo la segunda parte: la remodelación y
puesta en marcha de un hotel discreto, es decir sin altisonancias, pero muy bien
ubicado, en momentos en que ya empezaban a registrarse leves signos del cambio
de categoría hotelera en la cuestión edilicia y de los servicios. Allí también
el Hotel Torino hizo buen pie hasta que el empresario lo vendió al cantor de tangos
Roberto Fernández. Pero los tiempos ya habían mutado con un doble cambio de paradigma:
el hotelero pero también el gastronómico.
Así, no sin dar pelea, primero cerró el restaurante del
Torino y luego al hotel le pasó lo mismo que al Crillón o al Savoy -esquina de
Alem y Mitre, hoy demolido-: quedó fuera de mercado, sobre todo debido a una
capacidad hotelera muy limitada para ser competitivo. Apenas 20 cuartos no
alcanzaban a cubrir las demandas del Tandil turístico actual, por lo cual el
Torino también se vio obligado a cerrar sus puertas.
Finalmente, la historia se escribió hace poco más de tres
meses cuando Fernández vendió la propiedad al papero Milesi. Las fuentes
confirman que -de no mediar un abrupto cambio de planes- el añejo inmueble será
reciclado en la modalidad de un geriátrico. Un asilo en pleno centro, noticia que
por ahora salvaría al histórico lugar de las garras de la topadora.
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Datos extraidos de Casas de Hoy